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Mensaje por Nitch Lun Oct 06, 2014 3:22 pm

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Mensaje por Nitch Sáb Oct 11, 2014 6:03 am

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Mensaje por Nyu Nyu Vie Nov 14, 2014 9:30 am

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Mensaje por Nitch Miér Dic 17, 2014 7:20 am

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Mensaje por Nitch Lun Jul 27, 2015 12:11 am

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Mensaje por Nitch Lun Jul 27, 2015 12:11 am

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Mensaje por Nitch Lun Jul 27, 2015 12:17 am

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Mensaje por Nyu Nyu Lun Jul 27, 2015 12:38 am


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Mensaje por Nyu Nyu Lun Ago 17, 2015 5:41 am

En ese momento la puerta de la Sala de los Menesteres se abrió y volvió a cerrarse. Harry se dio la vuelta para ver quién había entrado, pero no vio a nadie. Tardó un instante en darse cuenta de que los alumnos que estaban cerca de la puerta se habían quedado callados. Entonces algo le tiró de la túnica a la altura de las rodillas. Miró hacia abajo y se llevó una sorpresa al ver a Dobby, el elfo doméstico, que lo contemplaba desde debajo de los ocho gorros de lana que no se quitaba ni para dormir.

—¡Hola, Dobby! ¿Qué haces? ¿Qué pasa?- exclamó Harry.

El elfo lo miraba con ojos desorbitados; estaba temblando de miedo. Los miembros del ED que estaban más cerca de Harry se habían quedado mudos y todos contemplaban a Dobby. Los pocos patronus que los alumnos habían conseguido se disolvieron en una neblina plateada, y la habitación quedó mucho más oscura que antes.

—Harry Potter, señor… Dobby ha venido a avisarlo…, pero a los elfos domésticos les han advertido que no digan…

A Harry le costó mucho hacer hablar a Dobby, pero una vez que logró deducir lo que pretendía se dio cuenta avisó a los demás.

—Nos han descubierto! Que esperan! Corran!!… —

Ante el aviso todos corrieron y lograron salvarse no obstante a Harry lo atraparon….

Al otro día, había un nuevo decreto dejo saber a los alumnos lo siguiente:
POR ORDEN DEL MINISTERIO DE MAGIA
Dolores Jane Umbridge (Suma Inquisidora) sustituye a Albus Dumbledore como director del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.
Esta orden se ajusta al Decreto de Enseñanza n.°28.
Firmado: Cornelius Oswald Fudge ministro de Magia.

Estos carteles no explicaban cómo era posible que todo el mundo, sin exceptuar a nadie en el castillo, supiera que Dumbledore había burlado a dos aurores, a la Suma Inquisidora, al ministro de Magia y a su asistente júnior, y había escapado. Fuera a donde fuese, Harry comprobaba que el único tema de conversación era la huida de Dumbledore, y pese a que algunos de los detalles se habían modificado al volverlos a contar, resultaba sorprendente lo preciso que era el resto de la información que tenían. Todos sabían, por ejemplo, que Harry y Marietta habían sido los únicos estudiantes que habían presenciado la escena en el despacho de Dumbledore, pero como Marietta estaba en la enfermería, Harry se vio asediado por sus compañeros, que le pedían un relato de primera mano. Los miembros del ED se dieron cuenta que Marietta, la amiga de Cho los había traicionado.

Todos se enteraron que la Profesora Umbridge trataba de entrar en el despacho y ocupar el puesto desde el despacho de Dumbledore, pero el lugar no le permitió entrar.

—Seguro que le habría encantado sentarse en el despacho del director — dijo Hermione con rabia mientras subían la escalera de piedra hacia el vestíbulo[color=#ff6600— No soporto la prepotencia con que trata a los demás profesores, la muy estúpida, engreída y arrogante…-[/color]
—A ver, Granger, ¿cómo termina esa frase? - Draco Malfoy salió deslizándose por detrás de la puerta, seguido de Crabbe y Goyle. La malicia iluminaba su pálido y anguloso rostro— Me temo que tendré que descontar unos cuantos puntos a Gryffindor y a Hufflepuff —sentenció arrastrando las palabras.

—Los prefectos no pueden quitarles puntos a sus colegas, Malfoy — saltó Ernie de inmediato.
—Ya sé que los prefectos no pueden descontarse puntos unos a otros. Pero los miembros de la Brigada Inquisitorial… —
—¡¿La qué?! —exclamó Hermione con aspereza.

—La Brigada Inquisitorial, Granger —repitió Malfoy, y señaló una «B» y una «I» diminutas y plateadas que llevaba en la túnica, debajo de la insignia de prefecto —. Un selecto grupo de estudiantes que apoyan al Ministerio de Magia, cuidadosamente seleccionados por la profesora Umbridge. No como con otros que se hacen decir de nuestra noble casa y participa en reuniones secretas.-

Por supuesto que en ese selecto grupo no se encontraban los viajeros pertenecientes a la casa de Slytherin en aquella Brigada, ya que sus nombres habían aparecido en la lista de integrantes que Pansy encontró en la Sala de los Menesteres, cuando fue a buscar pruebas y la sala se lo proporcionó.

Más tarde en ese día, en uno de los pisos del castillo alguien había hecho explotar lo que parecía un enorme cajón de fuegos artificiales encantados. De esta forma en los pasillos revoloteaban dragones compuestos de chispas verdes y doradas que despedían fogonazos y producían potentes explosiones; girándulas de color rosa fosforito de un metro y medio de diámetro pasaban zumbando como platillos volantes; cohetes con largas colas de brillantes estrellas plateadas rebotaban contra las paredes; las bengalas escribían palabrotas en el aire; los petardos explotaban como minas allá donde se mirara, y en lugar de consumirse y apagarse poco a poco, esos milagros pirotécnicos parecían adquirir cada vez más fuerza y energía. Esto interrumpía las clases, pero los profesores en vez de ayudar, dejaban que la Profesora Umbridge hiciese el trabajo sucio.

Obviamente los primeros quienes se dieron cuenta de quienes habían causado aquel escándalo fueron los gemelos Weasley, quienes en la torre de Gryffindor promocionaban los Magifuegos Salvajes Weasley a quien quisiera comprarlos y por supuesto tuvieron mucha fama. Aun con la alegría reinante los sueños seguían.

Había ido a parar al pasillo que conducía al Departamento de Misterios. Corría hacia la puerta negra…
«Que se abra, que se abra…»
La puerta se abría. Harry estaba dentro de la sala circular rodeada de puertas… La cruzaba, ponía la mano sobre una puerta idéntica y ésta se abría hacia dentro…
Ahora estaba en una habitación larga y rectangular donde se oía un extraño chasquido mecánico. En las paredes había motas de luz que se movían, pero Harry no se detenía a investigar de dónde provenían…
Tenía que continuar…
Había una puerta al fondo…, y ésta también se abría cuando Harry la tocaba…
Ahora estaba en una habitación en penumbra, alta y espaciosa como una iglesia, donde sólo había hileras y más hileras de altísimas estanterías, llenas de pequeñas y polvorientas esferas de cristal soplado. Harry estaba emocionado, y el corazón le latía muy deprisa… Sabía adónde tenía que ir…
Echaba a correr, pero sus pasos no hacían ruido en el enorme y desierto recinto…
Había algo en aquella habitación que él deseaba más que nada en el mundo…
Algo que él quería… o que alguien más quería…


Aquellos sueños seguían persistentes en los viajeros y en Harry Potter; si bien la oscuridad seguía incrementándose en el chico, no obstante había algo que habían notado los de Gryffindor y era que el chico ya no acudía a las clases con Snape.

Pasó el tiempo relativamente más tranquilo, los de Quinto Año se preparaban para los TIMOS y hubo bastante calma durante el periodo de pascua, que permitió a muchos descansar de las clases. Pero nuevamente de regreso a clases, el primer día hubo algo que llamó la atención del colegio.

La situación era muy parecida a la del día que despidieron a la profesora Trelawney. Los estudiantes estaban de pie formando un gran corro a lo largo de las paredes; además de alumnos, también había profesores y fantasmas. Entre los curiosos destacaban los miembros de la Brigada Inquisitorial, que parecían muy satisfechos de sí mismos, y Peeves, que cabeceaba suspendido en el aire, desde donde contemplaba a Fred y George, que estaban sentados en el suelo en medio del vestíbulo. Era evidente que acababan de atraparlos.

—¡Muy bien! — gritó triunfante la profesora Umbridge —¿Les parece muy gracioso convertir un pasillo del colegio en un pantano?

—Pues sí, la verdad -contestó Fred sin dar señal alguna de temor.

— Ustedes van a saber lo que les pasa a los alborotadores en mi colegio.

—¿Sabe qué le digo? — replicó Fred —. Me parece que no. Creo que ya somos mayorcitos para estar internos en un colegio, George.-

—Sí, yo también tengo esa impresión — coincidió George con desparpajo.

—Ya va siendo hora de que pongamos a prueba nuestro talento en el mundo real, ¿no? —le preguntó Fred.

—Desde luego — contestó George.

Con ello invocaron sus escobas y una vez con ellas las montaron. Antes de irse invitaron a comprar los Sortilegios Weasley en el callejón Diagon, haciendo descuentos especiales a los estudiantes de Hogwarts que comprometieran deshacerse de Umbride.

—¡DETENGANLOS! — chilló la mujer, pero ya era demasiado tarde.
Pero nadie pudo hacer algo, Fred miró hacia el otro extremo del vestíbulo, donde estaba suspendido el poltergeist, que cabeceaba a la misma altura que ellos, por encima de la multitud.

—Hazle la vida imposible por nosotros, Peeves.-


Después, la historia del vuelo hacia la libertad de Fred y George se contó tantas veces en los días siguientes que se comprendió que pronto se convertiría en una de las leyendas de Hogwarts. Aunque eso no alegraba mucho los sueños que persistían. La noche pasada había vuelto a recorrer el pasillo del Departamento de Misterios.

Había cruzado la sala circular, había atravesado la habitación llena de tintineos y luces parpadeantes y había vuelto a entrar en aquella enorme y tenebrosa sala llena de estanterías donde se almacenaban polvorientas esferas de cristal.

Había ido derecho hacia la estantería número noventa y siete, había torcido a la izquierda y había corrido por el pasillo… Debió de ser entonces cuando dijo en voz alta: «Sólo un poquito más», porque notaba que su conciencia intentaba despertar. Y antes de llegar al final del pasillo…



Harry y los demás se habían encontrado de nuevo tumbados, contemplando el dosel de su cama y en específico los viajeros seguían escuchando los acostumbrados gritos de los compañeros perdidos.

Después de eso varios alumnos intentaron ocupar el puesto de los Gemelos, haciéndole la vida imposible a la profesora Umbridge, por mientras otro aspecto que también se rumoraba era el partido de Gryffindor contra Ravenclaw y las expectativas para los rojos no eran buenas. No obstante el partido lo valió y al final todos entonaron la siguiente canción.

A Weasley vamos a coronar.
La quaffle consiguió parar.
A Weasley vamos a coronar…

Weasley las para todas
y por el aro no entra ni una pelota.
Por eso los de Gryffindor tenemos que cantar:
a Weasley vamos a coronar.

Pasando las siguientes semanas, Harry, Ron y Hermione, junto con los de quinto año se prepararon para los exámenes de TIMO y durante la realización de ellos pasaron otros eventos que desconcertaron a todos en el castillo.

En una noche la Profesora Umbridge había intentado ir por Hagrid, junto con 5 hombres, con la finalidad de echarlo del castillo. El Semigigante alcanzó a huir pese a las maldiciones que le lanzaron, pero en el proceso a la pobre profesora McGonagall que había tratado intervenir recibió cuatro rayos aturdidores en el pecho. Acto que indignó a todos, ya que aquello ponía en riesgo la vida de la profesora.

Los alumnos se mantenían intranquilos, pero debían seguir con sus actividades, Harry y sus amigos continuar presentando sus exámenes y durante el que parecía ser el último de los TIMOS, estando despiertos los viajeros vieron lo siguiente:

Caminaban otra vez por el oscuro y frío pasillo que conducía al Departamento de Misterios, con paso firme y resuelto; a veces corrían un poco, decidido a llegar por fin a su destino… La puerta se abría, como las veces anteriores, y volvían a encontrarse en la sala circular con muchas puertas…

La cruzaba andando por el suelo de piedra y entraba por una segunda puerta… Veían motas de luz danzarina en las paredes y en el suelo, y oían aquel extraño ruido mecánico, pero no había tiempo para investigar, tenía que darse prisa…

Iba corriendo hasta la tercera puerta, que se abría fácilmente, igual que las demás…

Volvía a encontrarse en la habitación del tamaño de una catedral llena de estanterías y esferas de cristal… El corazón les latía muy deprisa… Esta vez iba a entrar… Cuando llegaba al pasillo número noventa y siete torcía a la izquierda y corría por él entre dos hileras de estanterías…

Pero al final del pasillo había cuatro figuras en el suelo, unas figuras negras que se retorcían como un animal herido… A Harry y a los viajeros se les contraía el estómago de miedo, de emoción…

Una voz salía por su boca, una voz fría y aguda, vacía de humanidad…

—Cógela… Vamos, bájala… Yo no puedo tocarla, pero tú sí…

Las figuras negras que había en el suelo se movían un poco. Veían cómo una mano blanca de largos dedos cerrados alrededor de una varita se alzaba al final de su propio brazo…, y entonces oía que aquella fría y aguda voz decía: «¡Crucio!»

El hombre que estaba en el suelo gritaba de dolor, intentaba levantarse pero caía hacia atrás y se retorcía. Reían. Levantaba la varita, la maldición dejaba de actuar y la figura se quedaba inmóvil gimiendo.

—Lord Voldemort espera…

Muy despacio, una de las figuras, las de un hombre que estaba en el suelo levantaba un poco los hombros, aunque los brazos le temblaban, y miraba hacia arriba. Tenía la cara demacrada y manchada de sangre, contraída de dolor y, sin embargo, desafiante…

—Tendrás que matarme —susurraba el hombre.

—Al final lo haré, indudablemente —decía la fría voz—. Pero antes la cogerás para mí, Black…

¿Crees que lo que has sentido es dolor? Piénsalo bien…, nos quedan muchas horas por delante y nadie te oirá gritar…

Pero alguien gritaba cuando Voldemort bajaba de nuevo la varita; alguien gritaba….


Todos reaccionaron y los viajeros se dieron cuenta que aquellas otras tres figuras estaban torturando eran los hermanos D´ancre. Aun con todo, ahora sabían dónde estaban sus compañeros y en compañía de con quién estaban, por lo que debían reunirse lo más pronto posible. Mientras lo hicieron en los pasillos alcanzaron a escuchar algo más, eran los gritos de Harry Potter saliendo de un salón.

—¡No lo entiendes! —¡No tengo pesadillas, no son sólo sueños! ¿Para qué crees que eran las clases de Oclumancia, por qué crees que Dumbledore quería impedir que viera esas cosas? Porque son verdad, Hermione. Voldemort ha atrapado a Sirius, ¡yo lo he visto! Y no lo sabe nadie más, y eso significa que somos los únicos que podemos salvarlo, y si tú no quieres hacerlo, me parece muy bien, pero yo voy a ir, ¿entendido? Y si no recuerdo mal, no pusiste objeciones a mi obsesión por salvar a la gente cuando eras tú a la que tenía que salvar de los dementores, ni… —se volvió hacia Ron — cuando tuve que salvar a tu hermana del basilisco…-

—¡Yo nunca me he quejado! —saltó Ron acaloradamente.

—Pero si tú mismo lo has dicho, Harry — insistió Hermione con vehemencia —, Dumbledore quería que aprendieras a cerrar tu mente a esas cosas; si hubieras practicado Oclumancia como es debido nunca habrías visto est…-
—SI PIENSAS QUE VOY A HACER COMO QUE NO HE VISTO NADA… -

—¡Sirius te dijo que lo más importante era que aprendieras a cerrar tu mente!-

—PUES MIRA, SEGURO QUE OPINARÍA OTRA COSA SI SUPIERA LO QUE ACABO DE…

Cuando escucharon eso los viajeros vieron que también estaban cerca Luna y Ginny, siendo esta ultima que decidió entrar al aula por la que procedían las palabras y los gritos de Harry. Aunque también los viajeros se dieron cuenta de quien más tenía aquellos sueños que ellos habían sufrido en muchas ocasiones.

—¡Hola! —-saludó Ginny, vacilante al entrar delante de todos- —Hemos reconocido la voz de Harry. ¿Por qué gritabas?
—No es asunto tuyo — contestó él con aspereza.
Ginny arqueó las cejas.

—No tienes por qué emplear ese tono conmigo Sólo quería saber si podía ayudar en algo.-

—Pues no, no puedes —le espetó Harry.

—Eres bastante maleducado, ¿sabes? —comentó Luna con serenidad.

Harry soltó una palabrota y se dio la vuelta la oscuridad en él seguía manteniéndose fuerte. No le apetecía nada hablar con Luna Lovegood. Hermione comenzó a hablar.

— Espera… Harry, ellos pueden ayudarte. — Harry y Ron miraron a Hermione —. Escucha Harry, tenemos que saber si es verdad que Sirius ha salido del cuartel general.— temió la negativa del chico y añadió —. Déjanos comprobar si Sirius se ha marchado de su casa antes de salir en estampida hacia Londres. Si no está en Grimmauld Place, te juro que no haré nada para impedir que vayas. Iré contigo, haré… lo que sea para ayudarte a salvarlo.

—¡Voldemort está torturando a Sirius AHORA MISMO! No podemos perder más tiempo-
.
- —Pero todo esto podría ser una trampa de Voldemort, Harry, tenemos que comprobarlo.-

—¿Cómo? ¿Cómo vamos a comprobarlo?-

—Tendremos que utilizar la chimenea de la profesora Umbridge e intentar hablar con él -—propuso Hermione, pese a que aquella idea la aterraba- — Pero necesitaremos alguien que vigile, y ahí es donde pueden ayudarnos Ginny, Luna y los demás.-

—Sí, cuenta con todos nosotros. — le respondió Ginny.

—¿Cuando dices «Sirius», te refieres a Stubby Boardman? —inquirió Luna.

Nadie le contestó, aunque los viajeros se daban cuenta que aquel Sirius del que hablaban en los periódicos.

—Está bien… — le respondió Harry en tono agresivo a Hermione —. Está bien, si se te ocurre una forma de hacerlo deprisa, estoy de acuerdo, pero si no, me voy ahora mismo al Departamento de Misterios.-

—¿Al Departamento de Misterios? Pero ¿cómo piensas ir hasta allí? — Luna- preguntó Luna con un deje de sorpresa

Harry la ignoró una vez más.

—Muy bien — continuó Hermione mientras se retorcía las manos y se paseaba entre los pupitres y con ello organizó y mandó a cada uno a realizar alguna acción para ayudar a allanar el despacho de Umbridge.

Pero aquello no salió del todo bien ya que todos fueron capturados por aquella mujer y la Brigada Inquisitorial. En algún momento al buscar descubrir las intenciones de Harry, la profesora Umbridge llamó a Snape; pero al ver que éste no le ofrecía otras opciones para ayudarla, lo amenazó y lo hizo retirarse, en el proceso Harry alcanzó a gritar.

—¡Tiene a Canuto! — dijo con fuerza —¡Tiene a Canuto en el sitio donde la guardan!-

Snape no pareció importarle y se retiró. La profesora Umbridge al no tener otra opción y ver que Harry sabia más cosas de lo que parecía dijo.

—Seguro que la maldición Cruciatus te hará hablar —sentenció la profesora Umbridge con voz queda. La mujer dejo ver una gran oscuridad en ella.
—¡No!- —gritó Hermione —¡Es ilegal, profesora Umbridge! —Pero la mujer no le prestó atención. Tenía en la cara una expresión cruel, ansiosa y emocionada que Harry no había visto hasta entonces.-

—Si Cornelius no se entera, no pasará nada —repuso la profesora jadeando ligeramente mientras apuntaba con la varita a distintas partes del cuerpo de Harry intentando decidir, al parecer, dónde le dolería más —. Cornelius nunca llegó a saber que fui yo quien envió a los dementores contra Potter el verano pasado, pero de todos modos le encantó tener una excusa para expulsarlo del colegio.-
—¿Usted me envió a los dementores?— preguntó Harry atónito

—Alguien tenía que actuar —respondió la profesora Umbridge, y su varita apuntó directamente a la frente de Harry — y yo fui la única que hizo algo… Sólo que tú te las ingeniaste para librarte, ¿verdad, Potter? Pero hoy no va a ocurrir lo mismo, ya lo verás… — Inspiró hondo y gritó—: ¡Cru…!

—¡No! ¡Harry, tendremos que contárselo!-

—¡Vaya, vaya! — exclamó la profesora Umbridge, triunfante —. ¡Doña Preguntitas nos va a dar algunas respuestas! ¡Adelante, niña, adelante!-

—¡Her… mione…, no! — gritó Ron a través de la mordaza.

—Habla niña!—

—Es que… No… no… nosotros no lo entendemos del todo — respondió Hermione —. So… sólo hicimos lo que el profesor Dumbledore nos di… dijo que debíamos hacer.

—Llévame a donde está el arma — le ordenó la profesora Umbridge, exultante de alegría.

—No quiero enseñársela… a ellos — contestó Hermione con voz chillona mirando a los de la Brigada Inquisitorial.

—No eres nadie para poner condiciones — le espetó la profesora Umbridge.

—Está bien —repuso Hermione, que volvía a sollozar con la cara tapada —. ¡Está bien, que la vean, y espero que la utilicen contra usted! ¡Sí, mire, invite a un montón de gente a venir a verla y con ello podrán… deshacerse de usted!

La profesora Umbridge volvió a mirar con detenimiento a Hermione, y entonces dijo con una voz que pretendía ser maternal:

—Está bien, querida, iremos tú y yo solas… y nos llevaremos también a Potter, ¿de acuerdo? ¡Vamos, levántate!-

—Profesora Umbridge…— intervino Malfoy.

—Soy una funcionaria del Ministerio perfectamente capacitada, Malfoy, ¿de verdad crees que no puedo defenderme yo sola de dos adolescentes sin varita mágica? — lo atajó con aspereza Dolores Umbridge— Permanezcan aquí hasta que yo regrese y asegúrense de que ninguno de éstos — —.señaló a Ron, Ginny, Neville, Luna y a los viajeros — escape.

De esta forma tanto la profesora como Harry y Hermione se retiraron.

Todo parecía indicar que los que se quedaron estaban perdidos, pero por fortuna Luna y ron atacaron con rayos aturdidores, Neville realizó un embrujo paralizante y Ginny lanzó a Malfoy el maleficio de los mocomurciélagos; dejándole con toda la cara cubierta de gargajos, lo cual permitió que también los viajeros se defendieran. Ginny avisó que Harry y Hermione se dirigían hacia el Bosque Prohibido, por lo que ahí debían dirigirse. Una vez ahí debieron ingresar por donde parecía haberse ido sus amigos con la profesora Umbridge, aunque en el paso las cosas no serian nada fáciles…

Nyu Nyu

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