Tasogare - antes de Interestellar Soul (La historia de Kei)-

Tatsu (Dragón)

Aeropuerto Flesland; Bergen, Noruega


-Quiero que todo salga como lo planeamos, no lograra escaparse. Sólo falta tu parte y esta vez no quiero ningún error. No olvides que lo necesitamos. Estaré vigilando por cualquier cambio que pueda suceder ¿Entendido?- mencionó un hombre mayor, su voz apenas se escuchaba ya que al parecer era trasmitida por medio de un teléfono móvil.

-Claro... será así- le respondió una mujer que traía aquel teléfono; se denotaba bastante seriedad en ella, algo que no cuadraba tanto con su joven apariencia. Escuchó un rato más y terminó la llamada ya sin responder. Miró el teléfono un momento y caminó en dirección a la salida del aeropuerto, su semblante era intranquilo, ya que ahora lo sabía... en la noche, ellos actuarían y al parecer ella no podría hacer mucho.

-Me descuide demasiado…- se dijo con frustración, se detuvo en sus pensamientos, cerca de ella alcanzó a ver un niño pequeño que apenas tenía los cinco años de edad, la mujer no se había dado cuenta que el pequeño traía una pequeña flor de color rojo

-Oiga ¿está triste? Mi mamá me dijo que las flores siempre hacen feliz a la gente. Yo le regalo esta para que usted se sienta mejor.- el niño le sonrío y le ofreció la flor. La mujer tomó la flor y la observó, en verdad era similar a una rosa de su país Japón.

En ese momento llegó la madre del niño y lo llamó, al acercarse le pidió la mano al menor --No molestes a la señorita mi cielo. Disculpe señorita-

-No, no se preocupe- la mujer le sonrío –gracias por la flor pequeño.

-¡Mira! ya sonrió mamá.

-¡Este pequeño!- la madre negó, aunque no evito sentir ternura por su hijo, volteó a ver a la mujer con la que hablaban y con una reverencia se despidió. -Es momento de irnos. Dile adiós a la señorita

-¡Adiós! –

La mujer correspondió a la reverencia con cortesía y los vio alejarse, aunque pronto retomó su camino; seguía pensativa mientras veía la flor roja. Al llegar a las puertas trasparentes del aeropuerto vio su reflejo, en él se dejaba ver su apariencia en el cual se distinguía su cabello castaño, sujeto en una cola, sus ojos verdes rasgados veían hacia fuera donde estaba lloviznando, su rostro reflejaba a una joven de unos veintitantos que en ese momento se le mostraba aun cierta tristeza. Miró por última vez la flor y de repente su semblante fue cambiando. Guardó la flor en su bolsa de mano, vio otro teléfono celular que solía cargar y lo sacó; pronto afuera del edificio pidió un taxi y una vez que se subió al vehículo, se notó que en su rostro ahora había un gesto de decisión.

-*cambio, siempre puede haber un cambio*- pensó, y una vez que dio la indicación al chofer del taxi, marcó por aquel teléfono y una vez que le contestaron, habló.

Tabi (Viaje)

Bergen, Noruega


En las fueras de los edificios, en el centro tecnológico de la universidad de Bergen, tres jóvenes se encontraban recostados en el pasto de las áreas verdes del centro, mientras las nubes se arremolinaban en el cielo frente a ellos.

-¡Por fin vacaciones!- Exclamó un joven de cabello color paja.

-El examen estuvo difícil, Keir tienes suerte de no estar con ese loco de Bielbog- un joven de cabello rubio volteó a ver a Keir -¿Keir me escuchaste?-

-¿Qué?- contestó Keir algo distraído.

-Estas en la luna o ¿qué? Como decía, tienes suerte de estudiar por tu cuenta, así solo llegas y haces el examen, sin soportar a ningún maestro. Si yo también hiciera lo mismo…- – mencionó el chico en tono soñador.

- Seguro reprobarías todo.-- terminó la frase Keir -Conociéndote Kirios, te la pasarías esquiando noche y día.

-No me conoces tan bien- contestó Kirios con cara de ofendido.

- Pues yo apostaría que así sucedería- bromeó el joven de cabellos color paja.

-Bien Dane ¡gracias por la ayuda! Eres un gran amigo-

-Cuando gustes -

-Por cierto hablando de esquí, Keir ya que no estuviste en Holmenkollen, me debes una carrera Estuve pensando que fuéramos a Finse para demostrarte que soy mejor que tú ¡ahora si te ganare!-

-Claro, ¿Antes o después del día para hacer tu extraordinario?- lo interrumpió Dane.

Kirios le dirigió una mirada de odio a su amigo. -Eso no importa- respondió con orgullo.–Keir me puede prestar sus libros, que parecen que sirven mucho mas de los que nos piden. ¿Verdad Keir?-

-Si los necesitas, te los doy hoy de camino a mi casa

-Ves Dane, Keir es un buen amigo- Kirios se levantó rápidamente insistiendo -entonces Keir vamos a Finse?- le preguntó a Keir con renovada emoción.

-No lo creo, voy a irme de viaje otra vez- respondió Keir algo apenado.

-¡¡¿¿¿QUE???!! ¡No es justo! hace un año que me ganaste ya que me descuide, me debes la carrera desde entonces, recuerdas que.... blah, blah, blah…- La claridad de la perorata de Kirios se perdió de momento en lo que los otros dos chicos hablaban.

-¿Otra vez te vas?, pero no te ibas a quedar hasta finales de julio- le preguntó Dane, sin ponerle atención a Kirios que seguía hablando sin parar.

-Si, pero mi abuelo me mencionó que hay que pasar a Inglaterra y que era muy urgente, así que nos vamos mañana temprano- Keir le respondió y luego volteó a ver a Kirios.

-….te vas y ni nos avisas, blah, blah, blah…-

-que envidia- comentó Dane.

-¿Sobre qué?- preguntó Keir con extrañeza.

-Viajar a donde quieras sin preocuparte de otras cosas-

--!Ya sé!--Kirios se detuvo y tanto Dane como Keir voltearon a verle.

-Por fin te detuviste- comentó Dane.

-Ya sé como podrías pagarme el que no vayas a Finse-

Keir y Dane le dirigieron una mirada de extrañeza.

-Hoy tengo una cita con Innis- empezó Kirios.

-¡Felicidades! ¿y eso a mí qué?- contestó Keir.

-Me avisó que va a llevar a su hermanita ya que se la dejaron a su cuidado

-Y?- preguntó Keir temiendo la respuesta.

-Tú serás su pareja en lo que yo estoy con Innis- mencionó solemnemente.

-Ahora si te pasaste Kirios, vas a poner a Keir de niñera- comentó Dane entre risas.

-¿Y qué? me la debe- contestó Kirios señalando a Keir.

-Y digo que no voy a ir- respondió Keir negándose, mientras apartaba el brazo que lo señalaba.

-Me la debes, además no están pequeña, solo tiene 16 años- dijo Kirios y a Dane le dio un ataque de risa.

-¿¿¿Qué??? le llevo casi cuatro años ¿qué voy a hacer con ella?

-Llevártela por ahí, y no te quejes que tú te ves demasiado pequeño para tu edad, así que no te verán raro estar con ella-

-¡Uh!, eso duele- comentó Dane aun entre risas.

-No es para tanto, sólo le faltó un poco de sol para que creciera más- respondió Kirios en modo explicativo.

-Mira quien lo dice, tú te comportas como un niño- le contestó Keir con cara de ofendido.

- Y ni que a nosotros nos dé mucho el sol. Ni sus luces en inverno- comentó Dane defendiendo a Keir aunque se volvió a reír.

-Entonces que dices me haces el paro, sólo por esta vez- insistió Kirios –y después pasamos a tu casa- añadió de golpe.

-Y eso para qué?- preguntó Dane con interés morboso.

-Para que me pase sus libros, no pienses mal, menso.- Kirios le respondió con un zape. -Además, luego se va y ni sus luces. Qué tal si nunca me cumple lo que me ha prometido

-Hablas como si no fuera a volver- respondió Dane mientras se sobaba el golpe de la cabeza.

-Tu que sabes, entonces ¿sí?- Kirios le volvió a preguntar a Keir, poniendo ojos de gato con botas.

-Awww pero... pero ni siquiera me sé su nombre- comentó Keir dubitativo.

-¡Keir! luego te metes en problemas por hacerle caso- intervino Dane.

-No lo escuches Keir- lo interrumpió Kirios –se llama Erin y nos es tan infantil como muchas niñas y de hecho, Dane si quieres tu puedes ir también

-¿Yo? ¿Y a qué hermanita me vas a dar?

-A ninguna, puedes ir con tu novia

-Mmmm Puede ser. Tengo que preguntarle para ver si puede ir - mencionó Dane pensativo.

-Keir faltas tú, dime

-Si, pero Dane no va con ninguna niña

-¿Sólo por esta vez?

-Ahhhh, está bien, pero con esto ya no te debo la carrera de esquí y todo lo demás que dices que te debo-

-Mmmmm bien, entonces Dane ve por tu chica, mientras Keir y yo vamos por las nuestras ¿verdad Keir?

Keir se levantó y recogió su mochila –Claro, las nuestras... ya sabes organizador

Dane se volvió a reír en lo que también se levantó con su mochila, mientras siguiendo las acciones de sus amigos Kirios seguía organizando.

-Nos vemos en el acuario para después ir al cine

Yuki (Nieve)

Acuario Akvariet; Bergen, Noruega


-*Maldito Kirios*- Keir pensó y suspiró, se encontraba en la zona de comida, en una especie de restaurante; al parecer sus amigos le habían abandonado ya por mucho tiempo; resignado volteó a ver el menú y se le antojó un pastel con unas fresas enormes.

-¿En qué piensas?- preguntó Erin, lo que hizo que Keir saliera de sus pensamientos.

-En nada en particular- respondió Keir sin interés –¿Quieres algo más, que tal una rebanada de pastel de fresas?

-Si, claro. Me gustaría mucho- asintió Erin.

Keir llamó a la camarera y cuando ella estuvo cerca pidió su orden.

-Ahora se los sirvo- indicó la mujer.

-Oye ¿es verdad que viajas mucho con tu abuelo?

-¿Eh?- Keir respondió algo extrañado por la pregunta –Si, no es gran cosa, ¿pero cómo lo sabes?

-Me lo comento mi hermana, ves que va en tu grupo- explicó Erin.

-Ah... si...- respondió en tono cortante, era extraño ya que en realidad nadie más que Kirios y Dane sabían que viajaba con su abuelo, por lo que los demás compañeros del grupo no debían saber sobre de eso.

-Aquí tienen- la camarera llegó pronto y les entregó las dos rebanadas de pastel. Y olvidándose de su duda interna Keir asintió.

-Gracias- mencionó alegremente.

Pasó un tiempo y en realidad no habían hablado gran cosa mientras comían, cuando Erin terminó su rebanada; Keir ya buscaba otro postre para degustar, dado que tenía tiempo que se había acabado su rebanada.

-Como te decía, yo quisiera recorrer Europa y conocer los misterios que oculta- Erin continuó la plática ahora hablando con ensoñación.

-¿Ah sí?- contestó Keir tratando de mantenerse en la conversación.

-Le gustara conocer Holanda, entonces. - cerca de ellos interrumpió un señor de unos 30 años y expresión dura, tomaba de un tarro de cerveza en la mesa de alado.

-¿Usted es de ahí?- preguntó Erin un tanto dubitativa.

-Si, sólo que no he vuelto desde que se murió mi hermano... por una pelea de amor- el hombre tomó otro trago de cerveza. Keir y Erin se miraron extrañados.

-Que mal señor- mencionó Keir con cierto recelo, mientras sacó su cartera -Disculpe nos tenemos que ir. - añadió pero el hombre continuó.

-Decían que yo tuve que ver, ¿cómo podría ser? mi hermano sólo se metió en problemas…- volteó a ambos chicos, sus ojos eran de color gris, inspiraban mucha frialdad- ¿Tú has ido a Holanda, Sneeuw?-

-¿Sneeuw no significa nieve?- Kirios acababa de llegar, Innis estaba atrás de él.

-Así es muchacho- asintió el señor.

-Mmmm- respondió Kirios sin mucho interés -Keir ¿qué haces? te encargo a Erin y te pones a platicar con extraños, vayámonos; me llamó Dane, dice que nos espera en el cine

-Disculpa por molestarlos, Sneeuw- El hombre se terminó su cerveza y también se levantó dejando el dinero que iba a pagar junto al tarro, después de mirarles de manera significativa, salió del establecimiento.

Los cuatro siguieron con la vista a aquel señor hasta que se perdió de vista entre la gente.

-Y ¿por qué te dice así?- preguntó Kirios extrañado a Keir.

-Yo que sé, es la primera vez que lo veo en mi vida- respondió Keir con el entrecejo fruncido.

-La mirada de ese señor era muy fría- comentó Innis, mientras tomaba de la mano a su hermana.

–Nos adelantamos a la salida Kirios- dijo Innis a su novio.

-Esta bien - respondió Kirios –Como siempre metiéndote en líos Keir- regañó.

-Yo no me meto en líos-

-Claro, entonces el que te torcieras el pie en tu casa al brincar de un árbol hace dos días, no son líos

-No, solo me distraje- se justificó Keir un poco apenado.

-Esta bien, si no fuese por la torcedura seguro que hubiéramos competido. En fin ya me siento tu hermano mayor regañandote- comentó Kirios riéndose levemente –vamos con las chicas, pero antes de irnos paga por tu rebanada de pastel- comentó mientras señala los platos del pastel.

En ese momento llegó la camarera que los había atendido, Keir le pagó y después ella recogió, los platos, el tarro y el dinero del señor, en lo que los chicos salían.

-Vayámonos ya… …¿Sneeuw?... el tipo de gente que viene a Bergen últimamente es muy extraña.


Ya en las afueras del centro de Bergen había oscurecido. Keir y Kirios habían dejado a Erin e Innis en su casa, así como también se habían despedido de su amigo Dane. Ambos caminaban a casa de Keir mientras platicaban.

-La película estuvo aburridísima- comentó Keir.

-Yo no lo creo- respondió Kirios algo distraído.

-Pues claro, como te la pasaste besando a Innis, ni la viste- señaló Keir fríamente.

-No te hagas que platicaste mucho con Erin, o ¿no?-

-Más bien me la paso entrevistando por los lugares que he visitado

-No te quejes y por cierto ¿cómo te sacó la información? nadie sabía que viajabas, a mi me costó mucho trabajo sacarte la verdad

-Creí que se lo habías dicho a su hermana- respondió Keir con leve extrañeza.

-¿A Innis? no, apenas comencé a salir con ella- mencionó Kirios algo pensativo -además recuerda que nunca mencionaría nada si me cumplías la promesa de otra competencia de esquí

-Lo sé- reconoció Keir y se quedó pensando; mientras se percató que empezaba a llover ya que las gotas caían suavemente –lástima que no fuéramos a esquiar

-No importa, ya iremos otro día, ni que fuera a acabarse la nieve o ¿no?- respondió Kirios sin darle importancia.

-Claro que no

-Es raro que ese señor te llamara así, desde que te conozco siempre te gusto la nieve- añadió Kirios.

Llegaron a la casa, entraron y pasaron a la sala.

-Ya llegue- avisó Keir dejo su mochila cerca de la sala –y bien ¿qué libros necesitas?- le preguntó a Kirios.

-¿Cuales tienes?- preguntó Kirios mientras se sacudió algunas gotas del cabello.

-Muchos, mejor revisa que libros quieres

-Bueno…ah ¿señor como esta?-

John, el abuelo de Keir fue bajando por las escaleras.

-Buenas tardes, me encuentro bien, gracias. Por cierto ¿Keir ya ordenaste tus cosas?

–Señor porque no se esperan una semana- Kirios interrumpió antes de que Keir contestara -Keir acaba de conocer a una linda chica y seria feo que la dejara de ver por mucho tiempo ¿no lo cree?-

-¿En serio?- preguntó John con interés.

-Que te pasa- interrumpió Keir- sólo te hice un favor y además es demasiado pequeña y pregunta mucho

-No seas exagerado, te lleva solo tres años y se ven muy bien juntos. De veras que si señor

John comenzó a reír, Keir miró a Kirios con cara de quererlo matar.

-No veo que le interese mucho a Keir- agregó John -además es necesario irnos mañana-

-Ni modo, romperás su corazón Keir- lamentó Kirios alegremente.

-Te voy a romper a ti, si sigues diciendo eso a cualquiera que veas- lo amenazó Keir.

Kirios comenzó a subir por la escalera –Esta bien, está bien, vamos a buscar esos libros sino se va hacer tarde- dijo con orgullo.

-Miedoso- lo tentó Keir subiendo las escaleras.

-Miedoso ¿yo? claro que no- Kirios llegó al cuarto de Keir y al abrir la puerta dejó ver su primera impresión -Que tiradero, y se quejan del mío- dijo y entró en el cuarto.

Keir lo alcanzó –El único problema con tu cuarto es que ya es una jungla

-No, que; es arte abstracto. De ese que es incomprendido.

-Si, claro-

En el cuarto había libros y varias cajas de discos en el piso. En el escritorio había muchos papeles desordenados, en la cama que estaba descendida había una mochila de color negra.

-¿Sólo una maleta?- preguntó Kirios.

-Si, en Inglaterra tengo más cosas- respondió Keir sin importancia.

-Cierto, que tienes muchas casas ¿no?

-Claro que no, son departamentos donde nos alojamos por poco tiempo- explicó Keir con desgana.

-Y ¿dónde está Misuho? –preguntó Kirios, mientras observaba una foto que destaca en el escritorio. En la foto se mostraba a John, a Keir cuando este todavía estaba pequeño y a su lado, tomando su mano una mujer de cabellos castaños, ojos verdes y de nacionalidad japonesa, la cual al parecer era Misuho.

-En su trabajo- contestó Keir.

-Que lastima, me gustaría verla- suspiró Kirios.

-Claro Casanova e ¿Innis?

-Siempre hay que tener una segunda o tercera opción, ¿o no?

-Estas loco- Keir tomó la foto y la metió en la mochila – y ¿qué libros necesitas?

-Dime cuales son los del curso y te diré

Keir señaló una pila de libros, que estaba al lado del escritorio y se recostó en la cama. Kirios los recogió y los puso en la cama donde los empezó a revisar.

-¿Y sigues pensando en participar algún día en Homenkollen?- preguntó Keir con distracción.

-Claro, sabes que desde pequeño es mi sueño ser un deportista profesional . Sólo estudio programación para que mi padre no diga nada- Kirios apartó dos libros un poco gruesos y los demás los dejó en el suelo –bien creo que estos me servirán

Keir se volteó a ver –¿Quieres una mochila para llevarlos?

-Cierto que no traigo mochila- recordó Kirios de repente -está bien, dame una, esto pesa una tonelada- mencionó mientras alzaba sopesando los libros.

-Delicado- Keir se levantó de la cama, sacó una mochila de color negro con azul del armario y se la lanzó a Kirios, este la atrapó.

-No, sólo que arruinare mi buena reputación- mencionó al meter los libros dentro de la mochila.

-Que reputación, desde que te conozco siempre te la pasaste de vago

-Esa reputación, ¿crees que es fácil mantenerla? y será más difícil si me ven con dos libros tan gruesos como estos

-Si claro, y por eso no llevaste ni una pluma para el examen teórico, en fin- Keir se estiró–tengo ganas de algo dulce

-Tu ¿cuando no tienes ganas de algo dulce?- comentó riéndose Kirios.

-¿Qué? sabes que me gustan los postres, ¿algún problema?

-Que vas a engordar y reventaras

-Si, como no- respondió ofendido Keir.

Kirios sonrió un poco ante la expresión de Keir -Lo único bueno que saco, es que los postres que haces son muy ricos ¿ya no hay de ese pay de fresa?

-No, se acabó ayer en la noche- contestó Keir tratando de recordar.

-Lastima- dijo Kirios. En ese momento por la ventana se reflejó un rayo, seguido por el estruendo de un trueno. –se va a venir más fuerte, mejor me voy ahora

-¿Y ahora tu porque tan puntual? si te has ido hasta en medio de una tormenta de nieve

-Si pero estoy ganando méritos- mencionó Kirios con orgullo.

-¿Méritos? ¿de qué?-preguntó Keir extrañado.

-Para que me dejen participar en la carrera de esquí

Keir empezó a hacer cuentas con los dedos -pero falta ocho meses o ¿no?

-Si pero después de que reprobé una de las materias me advirtieron que no participaría

-Como digas

Kirios se cargó la mochila y se dirigió a la puerta. Keir lo siguió y después de salir como si algo se le hubiese olvidado volteó y gracias a su telequinesis apagó la luz por con un movimiento de su mano. Kirios no se dio cuenta. En la sala seguía el abuelo de Keir, estaba viendo la televisión.

-Hasta luego señor, ya me voy, trate de evitar que Keir conozca muchas lindas chicas para que no se olvide de la pequeña Erin- mencionó Kirios en tono burlón.

-Y sigues con lo mismo, ahora si veras- Keir trató de atraparlo, pero Kirios llegó a la puerta antes.

Éste ultimo abrió la puerta –¡Te gané! muy bien Sneeuw gracias por el lápiz y la pluma en el examen, nos vemos hasta que regreses, cuídate mucho y no te preocupes por Erin yo la cuidare- mencionó en tono ceremonial.

-Lo que cuidaras es a su hermana- reiteró Keir.

-Es una ardua labor que estoy dispuesto a afrontar- se colocó la mano en el pecho –¡hasta luego señor!- se despidió y caminó orgullosamente por el paso del jardín a la puerta que da a la salida de la residencia, Keir lo alcanzó y lo empujo jugando, Kirios respondió y ambos rieron; hasta que las gotas de lluvia se hacían más constantes dejaron de jugar. –¡hasta luego Keir! ¡No olvides mandar una postal!- se despidió Kirios, se acomodó la mochila y se fue corriendo.

Keir aun divertido regresó y entró a la casa y mientras cerraba dio un largo bostezo, caminó hacia la sala y se sentó en el sillón, ahí se quedó viendo la televisión.

-¿Y ahora porque te dice Sneeuw?- preguntó su abuelo.

-¿Qué? ¡¡ah!! Es por un loco turista que empezó a hacernos la plática- Keir volvió a bostezar –¿hay algo para cenar?

-Si lo hay- respondió John algo distraído.

-Bien, tengo hambre- Keir se levantó animado y se dirigió a la cocina.

John también se levantó –Me voy al estudio a revisar lo que falta, no te duermas tarde

-No abuelo, buenas noches-

-Buenas noches- John observó cómo se metió Keir a la cocina, su mirada había cambiado, había seriedad en ella, volteó y sobre la mesita a un lado del sillón recogió una flor roja; se le quedo viendo algo pensativo, después de un pequeño rato cerró su mano sobre ella sin aplastarla y se dirigió al estudio.

Yume (Sueño)


Después de un rato Keir salió de la cocina y se dirigió a su cuarto, apagó la luz de la sala con un movimiento de su mano y vio que en el estudio aun seguía su abuelo; decidió no molestarlo y se fue directo a su habitación, al entrar miró por la ventana la lluvia que seguía constante mientras que la tenue luz de afuera alumbraba la habitación.

Keir bajó su mochila de la cama, la puso en el suelo y se recostó, se sentía un poco cansado, se había desvelado la otra noche por un sueño que desde hacía mucho que no tenia, pero ahora había algo diferente en el sueño y después… despertaba. Se recostó y entre estos pensamientos se quedó dormido.


Otra vez el mismo sueño de anoche, extrañamente el mismo…

Era el mismo lugar: una noche invernal donde una media luna iluminaba el manto de nieve que cubría la superficie de un bosque.

El viento soplaba en dirección del oeste y sólo alcanzaba a escuchar su susurro, ningún ruido más; era como si nadie más existiera en aquel lugar.

De repente escuche la nieve, en el sonido característico de unas pisadas de un animal pesado, voltee y de entre los árboles observé dos ojos enrojecidos al acecho y tras eso, poco a poco, al salir al claro que la luna iluminaba se dejó ver un majestuosos tigre blanco.

No me asusté, ya lo conocía, siempre había estado ahí, desde la primera vez que lo vi. Lentamente me acerque a él, al llegar ante él extendí mi brazo para acariciarlo y dócil me aceptó; su pelaje era suave y me tranquilizaba.

De repente el ambiente se tensó, había algo que no parecía del lugar ya que de entre los árboles una sombra se acercaba, el tigre rugió levemente, pensé que atacaría al que asechaba oculto, pero apenas voltee a verlo, sentí todo su peso caer sobre mi

Keir se despertó agitado, pasó un rato en la que reconoció el lugar, estaba en su habitación aunque aun tenia frio, volteó a ver hacia la ventana, la lluvia seguía cayendo constantemente y se quedó pensando, sabía que ese tigre: Kohaku nunca lo hubiera atacado, eso nunca hubiera pasado...

-O… ¿si en verdad me atacó?-

Negó para sí con su cabeza, vio su despertador apenas eran las doce de la noche y sin darle mucha importancia se volvió a dormir.

Sterven

Eran las 3:03 a.m. cuando Keir volvió a despertar, mas sin embargo no había vuelto a soñar al tigre, esta vez en su sueño pareció haber soñado a Misuho, pero no había sido claro.

Volteó a ver su despertador – Es demasiado temprano- se dijo y se recostó de nuevo tratando de dormir, cerró los ojos, sólo se escuchaban las pocas gotas de lluvia golpear su ventana, no obstante al parecer ya se había calmado la lluvia. Sabía que no volvería a dormirse, pero aun así intento hacerlo.

Pasó un rato en silencio, pero ya se había aburrido y estirándose se levantó de la cama, se dirigió a la sala y antes de llegar ahí con un movimiento de su mano prendió la luz, pasó a la cocina, encontró galletas y se alegró.

Regresó a la sala y se recostó en el sillón, en lo que se terminaba las galletas que había encontrado; una vez acabadas las galletas puso el galletero en la mesita que tenía en frente, ahí se percato que había una hoja doblada en dos, la tomó y la desdobló.

Keir

Me fui a Oslo a recoger unos documentos que se me olvidaron.

Perdóname por no avisarte pero estabas dormido y no quise despertarte, dejé algo de comer en el refri para desayunar.

Te vas en el Bergen Railway en dirección a Oslo en tren, ya pedí los boletos por teléfono así que no te preocupes; debes salir a primera hora de la mañana, también recuerda que el vuelo a Inglaterra sale a las 14:00 hrs. ¡No llegues tarde!


Cuídate mucho. John

Dobló el papel y lo dejó en la mesita -ahora a Oslo- no era la primera vez que su abuelo se iba sin decirle, pero la última vez que sucedió, Keir se había quedado a jugar Silent Hill, así que cuando se dio cuenta, al ver la hora, acababa de salir el avión que debía de haber tomado.

Vio el reloj, apenas eran las 3:33 a.m. por lo que faltaba bastante tiempo para irse, con un suspiro se levanto y fue a la cocina.

En el refri encontró una rebanada de pastel, comió un poco y dejo el resto para el rato.

Salió de la cocina y se dirigió a su cuarto, ahí recogió algunas cosas tiradas, alzó su mochila y revisó si estaba todo lo que se llevaría, una vez que confirmó que no olvidaba nada, miró que afuera había terminado de llover.

No creía poder esperar tanto tiempo, se aburriría. Se recostó y pensó en la posibilidad de llegar más temprano a Oslo si se fuera en motocicleta, aprovechar que no habría tráfico y así poder llegar a las 12 del día y pasar a comprar un poco de chessecake que hacían ahí. Era arriesgado debido a que había llovido pero aun así se vio tentado.

-Mmm- Con esta idea se incorporó rápidamente, eso es lo que haría, por lo que rápido se dirigió a duchar y después de eso preparó todo para su viaje.

Una vez que pasó por la cocina a comer el resto del pastel, fue por su mochila a su cuarto y cuando iba a cerrarla, miró la foto que había metido por culpa de Kirios. De repente recordó los sueños que tuvo esa noche y con ello sintió un mal presentimiento, metió la foto a la mochila y bajó a hablar por teléfono, al celular de su abuelo, pero se oyó la molesta voz de –“esta fuera del área de servicio”- y colgó. Sin extrañarse pensó que tal vez su abuelo lo tuviera apagado.

Volvió a alzar la bocina del teléfono, pero ahora marcó a la base del tres a cancelar su boleto de viaje. Una vez hecho esto volteó a ver el reloj eran las 4:20, volvió a marcar a su abuelo pero sucedió lo mismo, no contestaba; resignado pensó que ya se comunicaría con él en el camino.

Atrajo su mochila y se la puso. Se dirigió a la salida aunque antes reparó en la sala, sentía como si algo faltaba, negó con la cabeza, desde la distancia apagó las luces con un movimiento de su mano y se dirigió por su motocicleta.

Al salir a la calle, ésta se encontraba húmeda; escuchó un ruido distante, volteó pero después sin darle importancia acomodó su mochila a la moto, se subió, se coloco bien el casco y se dirigió hacia Oslo.

El trayecto era tranquilo, y el clima, aunque bastante frió, ya no llovía.

En las afueras de Bergen, de dos rutas, eligió la ruta del norte la cual tenía menos curvas, eso le ayudaba a ir más rápido y tenía menos riesgo de derraparse. El cielo mostraba unas nubes gruesas, indicio de que había llovido bastante. Y a lo lejos se veían las sombras de las montañas en la oscuridad de la madrugada, acostumbrado a ver las luces del norte, vio que esta vez no se mostrarían.

Apenas pasaba de una hora en la carretera y antes de llegar a una de las intersecciones del camino, cerca de donde había un lago, escuchó el sonido de un vehículo aproximarse. Volteó y por el rabillo del ojo vio un automóvil oscuro se venía acercando a mucha velocidad, Keir se hizo a un lado para dejarlo pasar, pero este se acercó más a él, lo cual le hizo salirse del camino para evitar que lo arrollaran.

Keir dio una vuelta forzada para no caer, su mochila se había soltado y una vez que se estabilizo, vio que el carro se detenía a poca distancia de él.

Keir se quitó el casco -¡¡¡¡FÍJATE ESTUPIDO!!!!- le gritó enojado, aunque para su sorpresa el auto se detuvo.

Del auto no salió nadie, lo que hizo que Keir se molestara más; inquieto y sin saber si lo seguirían, prefirió enfrentarles, dejó el casco sobre la moto y se bajo de ella. –¡¡¡Me escuchaste estúpido!!!- volvió a gritar mientras se acercaba.

En ese instante el conductor salió del auto, la luz del camino iluminó a un hombre alto, de mediana edad. Cuando Keir llegó ante él se sorprendió de verlo, era el mismo hombre que les había hablado de Holanda en el restaurante, esos ojos grises eran difíciles de olvidar. El señor se rió entre dientes a lo que Keir se enojó.

-Casi me mata y para el colmo se ríe ¿quien se cree que es?- preguntó Keir exasperado ante la reacción del señor.

-¿Que educación te dieron Sneeuw para que hables así?- preguntó éste.

-¡Que le interesa!- contestó Keir más molesto - respóndame ¿quién es usted?

El señor volvió a reírse –Me llamo Tavish, ¿qué haces tan temprano por estos rumbos sólo? y tu abuelo ¿dónde está?- preguntó en tono burlón.

-Eso no le incumbe- respondió Keir en tono cortante, aquellos ojos que inspiraban frialdad le hicieron sentir un mal presentimiento con respecto a su abuelo; decidió dar la espalda a Tavish y fue en dirección a su moto ya no quería atrasarse más.

-¿Te vas ya Sneeuw? No quieres saber ¿dónde está tu abuelo en estos momentos?- mencionó Tavish fríamente.

Una vez que tomó su mochila y llegó ante su moto Keir respondió –¡Deja de llamarme Sneeuw!- volteó enfadado ante la pregunta –¿qué va a saber de mi abuelo un loco como tú?- y terminado de decir esto tomó el casco de la moto.

-Más de lo que crees, Sneeuw- después de decir esto, Tavish llegó frente a Keir con una rapidez espeluznante; Keir apenas pudo reaccionar cuando al voltear fue empujado por el hombre, lo que provocó que cayera junto con la moto. Estaba confundido y molesto...

–¿Qué te pasa estup….-

El sonido de una motocicleta al arribar hizo que se detuviera a media frase, sintió miedo al ver que el conductor bajó de la moto, algo le decía a Keir que no era de ayuda.

-Deja de jugar Tavish y deshazte de él de inmediato - gritó el motociclista que había recién llegado, confirmando con ello la inquietud de Keir; Tavish volteó.

Keir aprovechó para incorporarse rápido y alejarse de Tavish, ahora sin darle la espalda. Estaba preocupado por lo que estaba pasando. Unas ligeras gotas de lluvia comenzaron a caer, Keir volteó a ver hacia el cielo y suspiró -Lo que me faltaba- pensó con resignación. Noruega no era el mejor lugar para estar afuera, mojado.

Regresó su vista a los hombres y vio que el motociclista se había acercado, era más bajo que Tavish, su rostro también era hosco y al ver la escena, en ese instante Keir le recordó haber visto algo parecido, sólo que era en un lugar diferente, cuando él era muy pequeño.

-¿Pero no lo íbamos a usar? - preguntó Tavish al motociclista.

-Claro que no, ya no nos sirve de nada, siempre lo dije- respondió el hombre mientras miraba a Keir –todavía la vez que lo identificamos, cuando era pequeño, era más fácil, ahora lo mejor es matarlo

-¿De qué hablan? ¿qué es lo que quieren?- preguntó Keir buscando la forma de salir lo más rápido de ahí.

-¿Que acaso no lo recuerdas Sneeuw? en Alemania, tenias como seis años, ahí nos viste por primera vez- respondió el motociclista con tranquilidad.

-¿Ah sí?... entonces dime tu nombre para que por fin te conozca bien- dijo Keir, la única vez que había ido a Alemania era cuando tenía ocho años según le comentó su abuelo, pero no era momento de hacer memoria.

-Bien, Sneeuw si quieres saberlo, mi nombre es Nei y tu abuelo me conocía bastante bien. Muy poderoso a su manera...- respondió el hombre -Lastima que ya haya muerto- agregó con un dejo de desinterés.

Al oír estas palabras una sensación de abatimiento cayó sobre Keir -¿Que dices? ¡él no ha muerto!- gritó –Se encuentra en Oslo en este momento- trataba de convencerse de eso, pero ese mal presentimiento que había tenido lo hacía dudar, las gotas de lluvia se hacían más gruesas al caer y junto con el viento hacían que Keir sintiera escalofrió; quería irse, ver a su abuelo en cuanto antes, pero a la vez reconocía que cualquier movimiento en falso podría llevarlo a la muerte.

-¡Claro que está muerto! yo vengo de ahí, es mejor que lo sepas ahora, ya que ahora te toca morir a ti- le respondió Nei –¡Tavish acaba con el ya! me estoy mojando- agregó indiferentemente. La lluvia caía intensamente y un rayo se reflejó en la distancia.

Keir no lo quería creer, no podía ser cierto -¡¡¡Estas mintiendo!!! Ven aquí y si quieres matarme, ¡hazlo tu mismo!

Nei que había decidido darse la vuelta e irse al automóvil se detuvo –No me voy a manchar mis manos con alguien tan miserable como tú, si no me quieres creer no es mi problema, pero creo que tu abuelo se avergonzaría de verte decir eso- se volteó a ver a Keir –me hubiera gustado matarlo yo mismo, él se buscó los problemas desde el principio

-CÁLLATE- gritó Keir y sin contenerse más corrió hacia él con toda la velocidad que pudo, tomó descuidado a Nei, por lo que éste recibió un golpe en el rostro; y justo cuando Keir le iba a dar otro golpe Tavish lo detuvo al agarrarle de la chamarra –déjame estúpido ¡bájame ya!- le exigió.

-Vaya, vaya, no eres tan malo en pelear Sneeuw- mencionó Tavish sosteniéndolo en el aire.

Mientras Nei levantó la cara con una mano en la mejilla, justo donde Keir lo había golpeado -El estúpido eres tú, ni siquiera sabes utilizar tus poderes para tu beneficio- agregó Nei fríamente y se levantó –deshazte de él ya Tavish- después de decir esto Nei se dirigió hacia el auto y se quedó parado recargado en el.

-Veamos Sneeuw ¿Que tanta resistencia tienes?- y en ese momento Tavish le dio a Keir un certero golpe en la boca del estomago, el cual le hizo perder el aire. En ese momento Tavish lo soltó, Keir no pudo evitar la caída, por lo que se golpeó aun más.

Tratando de respirar Keir se llevó uno de sus brazos al estomago, apenas podía respirar -¿Porque está pasando esto?- pensó tratando de levantarse, aquel golpe había sido bastante fuerte.

Antes de levantarse Tavish le agarró de la barbilla -No me digas que no puedes dar más, lastima; me quería vengar por lo de mi hermano.... pero así no se puede- dicho esto agarró rápido de la playera a Keir y lo aventó hacia un árbol cercano.

Keir sintió un dolor intenso el chocar su espalda contra el árbol y cayó al suelo, pasó un rato en lo que se levantó tras recuperarse del dolor –¿De qué hablas…? yo… yo no tengo nada que ver en eso- mencionó pausadamente mientras empezaba a distinguir donde estaba Tavish entre la lluvia que caía persistente.

-Lo sé, pero tu abuelo ayudó a mi hermano; si no lo hubiera ayudado, yo hubiera ganado, si no lo hubiera ayudado, yo no lo hubiera matado- gritó Tavish aventándose contra Keir para darle un golpe.

Keir logró esquivarlo y juntando sus manos con ayuda de su telequinesis lo aventó contra otro árbol –!estás loco!- gritó, en lo que el árbol crujía bajo la fuerza que Keir impulsaba, las gotas de lluvia que caían en esa zona también fueron impulsadas viéndose durante un momento un espacio seco entre toda la lluvia.

Nei en ese instante se acercó sin que Keir se diera cuenta; de esta forma el sonido del seguro de una pistola sonó tras la cabeza de Keir, éste se sorprendió al escucharlo pero no dejo de sostener a Tavish –Tú y tu abuelo siempre fueron una molestia- agregó Nei con cierto rencor en su voz.

Keir no dudó y con un golpe alcanzó a desviar la pistola, sonó el disparo el cual dio lejos de ahí; Tavish al no estar impulsado por la fuerza telequinetica de Keir cayó estrepitosamente.

En ese momento Keir atacó a Nei, pero éste reaccionó antes, golpeando fuertemente a Keir en el estomago haciéndolo retroceder por el golpe, sacándole otra vez el aire. Los dos golpes que había recibido en ese lugar habían sido bastante fuertes.

Tavish se levantó y se dirigió hacia donde estaba Keir, quien apenas pudo recuperarse. Los dos comenzaron a pelear, Keir llevaba cierta ventaja sobre Tavish por su habilidad en la telequinesis, pero Nei intervino por detrás, Keir trató de defenderse, pero Tavish aprovechó ese movimiento, por lo que atrapó a Keir de la muñeca izquierda y lo aventó hacia un poste de luz; con suma rapidez lo alcanzó antes de que Keir cayera al suelo y lo volvió a sostener, ahora de la muñeca alzándolo fácilmente.

Con su otra mano libre Keir pensó en volver a usar su telequinesis, pero Tavish dándose cuenta de su acción, lo detuvo, agarró y la alzó la mano distinguiéndose en ella una pequeña piedra blanca de jade que brilló tenuemente.

Tavish con cierta dificultad juntó las dos manos de Keir en lo alto y lo sostuvo con una mano, tan grande era el sujeto que Keir no podía hacer mucho en esa posición. -Ni creas que lo volverás a usar tus truquitos- le advirtió.

Keir vio a la distancia, tras Tavish y se concentró lo más que pudo. Miró el casco que él mismo usaba para la motocicleta; era arriesgado pero era lo único que podía hacer. Mentalmente atrajo el casco a fin de que diera contra la cabeza de Tavish, pero éste al entender las intenciones de Keir evitó el golpe con su otra mano. Entonces Keir trató de pegarle esta vez un rodillazo en la entrepierna, pero Tavish también lo evitó. Keir buscó y miró la motocicleta, se le acababan las opciones, tal vez podría levantarla y...

No obstante, se volvió a escuchar el sonido del arma cerca de su cabeza.

-La mueves de ahí y te vuelo la cabeza- lo amenazó Nei apuntándole.

La motocicleta se había alcanzado a mover, pero algo lo detuvo, lo sintió y Keir se sorprendió. Confundido, respiró agitado mientras sentía como las gruesas gotas de lluvia caían sobre él, mojándolo completamente.

-¿Quien te dijo que teníamos que matar al chico?- advirtió la voz de una mujer que Keir reconoció de inmediato, solo que había algo diferente en su tono, era más seria.

-¿Chico? ¿Porque no le dices Sneeuw, eh Suheily?- preguntó Nei en tono altanero.

-No tengo el por qué- contestó fríamente la mujer – no me has respondido ¿quién te dijo que lo teníamos que matar?

-Nadie, sólo que Sneeuw se ha portado muy mal ¿verdad Sneeuw?- señaló Nei mientras veía el rostro de Keir.

Keir lo miró con odio y trató de voltear a ver en dirección a la mujer, necesitaba ver de quien era aquella voz, pero Tavish lo sujetó del cuello impidiéndole moverse, asfixiándolo de paso.

-No sé si recuerdas las instrucciones, tenemos que llevarlo, no matarlo- mencionó la mujer con un dejo de molestia, aun sin moverse del lugar.

-Y como se supone que lo llevaremos, con esa habilidad que se carga, ni tú podrías detenerlo- comentó Nei con la intención de disparar contra Keir.

-Y yo que sé, ese es tu trabajo, noquéalo si no puedes- respondió la mujer indiferentemente –- pensé que podrías con un niño pequeño- añadió en tono burlón.

Nei bajo el arma riéndose fríamente – Suheily, Suheily, o mejor te digo Misuho, para que tu pequeño amante sepa quién eres-

Keir no supo que pensar, si alegrarse o preocuparse, por lo que escuchaba, por el tono en que se había referido Misuho hacia él mismo.

-Como quieras llamarme, sabes que muerto John, ya no tengo que cargar con ese sobrenombre- mencionó la mujer con indiferencia.

-Bien- se río Nei mientras caminaba en dirección a Misuho sin bajar el arma en ningún instante. –te diré Misuho para que el pequeño Sneeuw recuerde algo de su abuelo. Sabes, no me creía que su abuelo estaba muerto

Después de oír aquello, de que Misuho asegurara la muerte de su abuelo, Keir sintió un dolor muy profundo, que se mezclaba poco a poco con la impotencia de no poder hablarle a ella, de preguntarle ¿por qué decía eso? quería reclamarle ¿por qué no había protegido a su abuelo? respiró agitado no podía soportar ese dolor–- no... pero… porque....¡¡ESTÁN BROMEANDO!! -y de su interior surgió una fuerza enorme que le permitió aventar a Tavish lejos de ahí.

Keir cayó de pie, algo débil por el dolor del vientre debido a los golpes que había recibido, Nei disparó pero por la fuerza, el disparo se desvió y no le dio a Keir; no obstante pronto preparó otro disparo. Mientras a la distancia Keir vio a una mujer delgada, gracias a la luz del poste reconoció el cabello castaño; parecía tranquila, con cara de indiferencia; respiró aun más agitado al confirmar con ello que si era Misuho.

Keir no podía creerlo, como la persona en la que más confiaba estaba ahí, tranquila, sin hacer nada; escuchó otro disparo, pero de inmediato se detuvo en el aire; Keir miró hacia donde estaba Nei, alzó su mano y lo lanzó estampándolo contra el auto y contra Misuho.

Misuho brincó antes de que Nei diera contra el auto, y cayó con agilidad, vio alegremente como Nei se levantaba torpemente. –Quien te viera de esa manera- añadió entre risas.

-¡CÁLLATE Y HAS ALGO!- gritó Nei molesto ante el comentario de Misuho.

-No me grites- se quejó Misuho desviando la mirada ofendida –Sabes que esa no es mi responsabilidad, yo solo avise por si sucedía cualquier cambio y así fue. Cumplí- reiteró sin importancia.

Nei se incorporó con dificultad y una vez hecho eso se acomodó con enojo sus ropas –Si claro y tenias que confirmar a donde estaban, como desde el siempre debías de haberlo hecho, pero siempre fallabas- comentó

-Si, qué culpa tengo que se escabuian como ratones. No era mi obligación perseguirlos ¿o sí? Ese era tu trabajo- preguntó Misuho de forma altanera –además, gracias a que avisé sobre los últimos movimientos que John hizo pudieron atrapar y eliminarlo ¿acaso, no era lo que todos querían?- agregó fríamente.

-Entonces fue tu culpa... por ti mi abuelo esta muerto- Keir miró con desesperación a Misuho –Siempre estuviste ocultándonos la verdad... ¡Mi abuelo nunca hubiera confiado en ti!- y juntando sus manos trató de atacar a Misuho con su telequinesis, pero ella lo detuvo poniendo una barrera de energía, la cual lo repelió.

El choque de los dos poderes aventó a Keir hacia atrás; llevándose consigo a Tavish que se había estado acercando sigilosamente detrás de Keir para atraparlo. Keir quedo encima de Tavish, pero este último se recuperó rápidamente y con ello sostuvo a Keir boca abajo, contra el suelo .

Keir se desesperó aun más y trató de quitarse a Tavish de encima, algo imposible ya que era bastante la fuerza que Tavish empleaba; en eso escucharon unos pasos acercarse, era Misuho quien se agachó frente a Keir; alzó el rostro de éste.

-Crees que ayudaría a un niño que cuando se enoja no se fija en lo que hace- dijo dirigiéndole una mirada de decisión. Hacía dos años que Keir había visto esa mirada en Misuho, una mirada que lo hizo reaccionar.

Ella se incorporó y miró hacia Nei. –Pero antes me gustaría saber ¿Quien les dijo desde un inicio que John y su nieto estaban en Noruega?- preguntó.

-¿Qué? sentida por no hacer bien tu trabajo- comentó Nei en tono altanero.

-No, solo interés, nunca me mencionaron nada- le respondió Misuho sin mucha preocupación.

Tavish levantó a Keir quien de momento había dejado de pelear para liberarse. Una vez incorporados los dos el hombre volvió a golpear en el vientre a Keir, con más fuerza que la primera vez; Keir perdió por completo el aire, se le nubló la vista y un fuerte sabor en la boca le provocó arcadas y le hizo escupir bastante sangre; sintió desvanecerse, Tavish lo aventó –Te lo mereces por tus truquitos- gruñó y preparó un puntapié para volver a pegar a Keir –y esto…

-¡Ya déjalo Tavish!- gritó Misuho –Ya no puede ni moverse, sólo amárralo para ya irnos de aquí; o si no nos descubrirán al amanecer

-Y ahora tú ¿por qué tan amable?- preguntó Nei –Generalmente eres más fría que Tavish al tratar a nuestros enemigos. ¿Acaso hay algo más? o quizás necesites regresar de donde te entrenaron

- Y a ti que te interesa - le respondió fríamente Misuho caminando en dirección del automóvil –lo que pasa es que nunca aceptaste que soy mejor que tu. Siempre tratando de ser el mejor ante tu padre, hasta que yo llegue- agregó burlándose –¡Ah! lo siento ¿ te dolió acaso?- preguntó con fingida inocencia.

Nei furioso atacó a Misuho, pero ella lo evitó fácilmente –No, no, que diría tu padre si te viera así- y riéndose esquivo otro golpe –das pena ajena

-Y que diría mi padre si supiera que es por ti que no pudimos atraparlos antes- comentó Nei enojado.

–Que diría lo mismo, tu padre seguiría sin apreciarte, o ¿por qué crees que me puso a mí a cargo para seguir a John? para que yo le avisara y él mismo lograra matarlo. Confía más en mi, si te hubiera dejado a ti, hubieras fallado

-Te crees importante porque te recogió cuando te estabas muriendo en la calle, todo por no cumplir con las expectativas de los que te entrenaban- mencionó Nei volviendo a atacar –Lo que no sabias es que esa misma organización te vigilaba de cerca, yo mismo los llame diciéndoles acerca de Sneeuw, ellos me ayudaron a encontrarlo

-Veo que tú fuiste el chismoso- comentó Misuho, esquivándolo con agilidad.–pues a tu padre no le agrado mucho

-Pero aun así, por fin me aceptó como parte de su organización- reiteró Nei enojado ante la respuesta de Misuho.

-Será por lastima, sabes que a ti y a Tavish los aceptó por su fuerza bruta más que por su inteligencia- respondió ella y tras ello juntó bastante energía y con ella lo empujó hasta cerca del lago.

Tavish algo sorprendido volteó a ver la pelea; mientras Keir se levantó torpemente, ya que todavía le dolía el golpe del estomago, pero no podía dejar las cosas así, tenía que recuperarse, la lluvia había aminorado, pero seguía mojándolo, toda su ropa estaba empapada y el viento fuerte le hizo sentir unos escalofríos muy fuertes haciéndolo estremecerse.

Nei salió del lago hecho una sopa, lo que hizo que Misuho se riera.

Nei la vio con odio –te voy a matar- le advirtió furiosamente.

-Vaya que rápido cambias de parecer, antes solo querías que me acostara contigo- mencionó Misuho mientras caminaba hacia él –pero siempre me diste asco- aclaró ante él.

Mientras hablaban, por su parte Keir agarró desprevenido a Tavish, el cual voló gracias a su telequinesis hacia la parte superior del faro del poste y por la fuerza ejercida golpeó y rompió la protección de la lámpara y con ello gracias al agua en la ropa que éste traía puesta, se electrocutó; Misuho y Nei voltearon a ver al mismo tiempo.

Nei sacó rápido la pistola y disparó hacia Keir, pero por la falta de luz no apuntó bien, por lo que la bala le rozó en el brazo izquierdo; Keir se puso la mano derecha en la zona del brazo herido, dejando caer a Tavish estrepitosamente. La luz del otro poste de enfrente alumbraba escasamente la zona.

-Ese Tavish, es un tarado- mencionó Nei molesto guardando su arma, creyendo que le había dado a Keir quien se había arrodillado debido al dolor en el brazo, en el vientre y por el frió que se colaba en su interior.

Misuho suspiró -Ves, que te dije, ustedes no sirven para nada- se burló fríamente, haciendo que Nei volteara enojado, este le dirigió una mirada de odio y se aventó hacia ella; Misuho logró esquivarlo, pero sin preverlo resbaló.

Nei aprovechó para sacar su arma apuntándole –Has usado desasido poder ¿verdad Misuho? ese es tu punto débil, ahora no puedes moverte tan bien como antes- la amenazó.

-No viste que me resbale ¡estúpido!- respondió Misuho viendo atentamente la pistola.

-Digas, lo que digas, sabes que tu familia no era tan poderosa como la de la línea original. Tu padre ocupó un lugar que debía haber ocupado su hermana y su vástago ¿pero ellos desaparecieron, no es cierto? Tu y yo siempre estaremos en segundo lugar en la familia, siempre seremos las sobras- Nei preparó el arma para disparar, disfrutaba tener la posibilidad de desquitarse contra Misuho.

-Que poco te aprecias- mencionó Misuho como si nada, se escuchó a la distancia un quejido. Keir trataba de levantarse, Nei le dirigió una mirada de diversión, al parecer ya sabía cuál sería su objetivo al disparar; aunque aun no retiraba el arma, al hacerlo Misuho rápidamente sacó una kunai de hoja larga y con empuñadura y con ello la aventó hacia el arma, pero esta disparó aun así, dándole la bala en su pecho, cerca del hombro izquierdo.

El arma salió volando y cayó cerca de ellos, la kunai por la fuerza llegó cerca de donde estaba Keir, este la vio, era una de las que Misuho le había regalado; con la mano derecha la alcanzó; al tomarla miró la piedra de jade que colgaba de una pulsera, estaba manchada de su sangre.

-¿Como está aquí, mi Kunai...? si yo la había dejado en mi cuarto- pensó Keir confundido, vio su cuerpo temblar; el viento frió de las montañas bañaba a Keir con las escasas gotas de lluvia que todavía persistían.

Cerca del lago, Nei se burlaba entre dientes de Misuho quien sangraba de la herida que ella había recibido –Mírate ahora, has usado todo lo que te quedaba de fuerzas, ¿qué piensas hacer, eh Misuho?

Misuho con una mueca de dolor sonrió ligeramente –Sí es mi fin, sólo me queda una cosa- respiró con dificultad -Matar al hijo del que mató a mi padre

-Vaya...- mencionó sorprendido -no antes de que veas morir a tu pequeño Sneeuw- Nei la pateó con dureza afectando con ello la herida que tenia ella, y después se dirigió hacia Keir, no sin antes tomar su pistola de entre el lodo.

Se paró enfrente de Keir y sonrió con sorna –Veo que el frió te vence poco a poco, posiblemente sufras hipotermia— mencionó , Keir volteó a verle, no podía mucho moverse debido al dolor y su cuerpo ya entumido–No ha de ser agradable, mejor te ayudo a morir-

Nei le apuntó con su arma, pero antes incluso de accionar el gatillo, con una mueca de dolor la bajo; Misuho le había enterrado la segunda kunai en un costado, Nei empujó con dificultad para atrás a Misuho; se quitó la kunai de su costado derecho, la tiró y volvió a apuntar a Keir con el arma, pero éste pudo lanzarlo con sus últimas fuerzas; Nei al chocar contra un árbol se golpeó en la cabeza muriendo instantáneamente, así como Tavish que hacía poco había expirado.

Keir volteó a ver a Misuho, ella se incorporó dolorosamente tapándose la herida que sangraba abundantemente y al ver a Keir se alegró. Estaban cerca, pero cualquier movimiento podía hacer que perdiera más sangre. –Gomenasai, Keir-kun. Tomé malas decisiones… tu no tenias porque sufrir esto- empezó diciendo débilmente.

Keir respiró agitado, trató de llamarla pero ningún sonido salió de su garganta, el frió le vencía y dolía en todo su cuerpo, entre lágrimas solo se quedo viéndola, su cuerpo cansado no quería reaccionar.

-Siempre fuiste muy lindo, gracias por tu sonrisa sincera- terminó Misuho con una sonrisa débil y se desvaneció lentamente.

Keir quería acercarse, pero no podía, su cuerpo sencillamente casi en su totalidad había dejado de hacerle caso. Volteó a verla pero ella ya no se movía, ya no hacía nada.

Escasas gotas de lluvia caían suavemente y el viento seguía soplando fuertemente, sin ningún miramiento.

Keir al no poderse mover se encogió y finalmente cayó recostado; respiraba dificultosamente y su cuerpo temblaba sin control; sentía como si una serie de dagas lo hirieran; cerró los ojos, no quería pensar más, no quería sentir la tristeza que lo comenzaba a embargar; abrió los ojos y miró al cielo donde apenas comenzaba el inicio del amanecer y el sereno impregnaba con más frio su piel; pocas gotas de lluvia cayeron sobre su rostro, cerró los ojos y recordando la sombra que vio en su sueño se dejó caer en lo que sentía que era un abismo profundo del cual nunca creía despertar, entre lo que parecía un sueño una voz lo llamó… pero era lejana… demasiado y posiblemente nunca podría alcanzarla y de esta manera al borde de la muerte perdió el conocimiento.